Luis Vargas llora cuando un juez ordenó su libertad el pasado lunes.
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EFE

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Acusado de crimen que no cometió recobró libertad tras 16 años de prisión

El hombre fue acusado de violación en1999.

Después de 16 años en prisión pagando un crimen que no cometió, el pasado 23 de noviembre un juez de California exoneró al inmigrante mexicano Luis Vargas del delito de violación.

La orden de libertad fue dada este lunes y en medio de lágrimas y la compañía de sus familiares, Vargas fue declarado un hombre libre.

Vargas era residente legal en Estados Unidos y originario de Tijuana, México. Sin embargo, perdió su calidad migratoria en el país luego de que se le acusara de delito.

El hombre fue exonerado  después de que las pruebas de ADN encontradas en las víctimas no coincidieran con las de él.

Pese a que Vargas siempre insisitió en su inocencia, solo después de 16 años de comporbó. Las pruebas de ADN descubrieron que los delitos por los que Vargas fue condenado fueron cometidos por el llamado Teardrop Rapist (Violador de la lágrima), quien es conocido por un tatuaje de una lágrima cayendo de un ojo. Los testigos vincularon a Vargas con el delito porque tenía un tatuaje similar.

Por us parte, el verdadero violador fue acusado de 11 delitos y es sospechoso de 35 en total en toda el área de Los Ángeles.

Según el portal univisión.com, el día de su sentencia en 1999, Luis Vargas dijo a la Corte lo preocupado que estaba por las mujeres en la calle.

"Me preocupa que el individuo que realmente cometió estos delitos podría realmente estar violando a alguien por ahí, podría realmente estar matando a alguien por ahí”.

Sobre el caso, la Policía de California reveló que las víctimas del violador oscilan entre los 14 y 41 años. En la mayoría de los casos, el hombre intentaba ganarse su confianza, las llevaba a zonas aisladas y después las violaba.

La Policía agregó que el hombre a menudo estaba armado con una pistola o un cuchillo y que la mayoría de los ataques sucedía entre los horarios de 5 de la madrugada y 8 de la mañana.

En 2012, la policía emitió varios retratos hablados del sospechoso al que describían como un hispano de piel clara entre los 40 y 55 años.

Su característica más notable era el tatuaje, que algunas de sus víctimas dijeron ver en su cara, pero nunca fue claro pues algunas víctimas lo recordaban en el lado izquierdo del rostro y otra en el lado derecho. Además, algunas mencionaban una lágrima y otras dos.

Las autoridades dijeron que incluso hubo alguna evidencia de que el hombre podría haberse quitado el tatuaje.

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